DIOS Y LA SANTISIMA DIVINIDAD

(1)

A. El Señor nuestro Dios es un Dios único, vivo y verdadero: Dt. 6:4; Jer. 10:10; 1 Co. 8:4, 6; 1 Ts. 1:9.
B. Cuya subsistencia está en él mismo y es de él mismo, infinito en su ser y perfección: 2. Is. 48:12
3. Cuya esencia no puede ser comprendida por nadie sino por él mismo: Ex. 3:14; Job 11:7, 8; 26:14; Sal 145:3; Ro. 11:33, 34.
C. Es espíritu purísimo, invisible, sin cuerpo, miembros o pasiones, el único que tiene inmortalidad y que habita en luz inaccesible: Jun. 4:24; 1 Ti. 1:17; Dt. 4:15, 16; Lc. 24:39; Hch. 14:11, 15; Stg. 5:17.
D. Es inmutable, inmenso, eterno, inescrutable, todopoderoso, infinito en todos los sentidos, santísimo, sapientísimo, libérrimo, absoluto: Mal. 3:6; Stg. 1:17; 1 R. 8:27; Jer.23:23, 24; Sal 90:2; 1 Ti. 1:17; Gn. 17:1; Ap. 4:8; Is. 6:3; Ro. 16:27; Sal 115:3; Ex. 3:14.
E. Que hace todas las cosas según el consejo de su inmutable y justísima voluntad, para su propia gloria: Ef. 1:11; Is. 46:10; Pr. 16:4; Ro. 11:36.
F. Es amantísimo, benigno, misericordioso, longánimo, abundante en bondad y verdad, perdonando la iniquidad, la transgresión y el pecado: Ex. 34:6,7; 1 Jun. 4:8.
G. Galardonador de los que le buscan con diligencia, y sobre todo, justísimo y terrible en sus juicios, que odia todo pecado y que de ninguna manera dará por inocente al culpable: He 11:6; Neh. 9:32,33; Sal 5:5,6; Naha 1:2,3; Ex. 34:7.

EL CONOCIMIENTO DE DIOS

La posibilidad de conocer a Dios ha sido negada por diferentes motivos y aunque es cierto que el hombre no puede jamás llegar a una comprensión absoluta del divino ser, esto no implica el que no podamos tener ningún conocimiento de Él.
Podemos conocer a Dios solamente en parte, pero con un conocimiento que es real y verdadero. Esto es posible porque Dios mismo se nos ha revelado. Sí el hombre hubiera sido abandonado a sus propios esfuerzos, jamás hubiera llegado a descubrirle o a conocerle.
Nuestro conocimiento de Dios es de dos clases. El hombre tiene un conocimiento innato de Dios. Esto no significa que en virtud de su creación a la imagen y semejanza de Dios el hombre tenga una habilidad natural para conocer a Dios.
Tampoco implica el que el hombre desde su nacimiento lleve consigo al mundo un cierto conocimiento de Dios. El conocimiento innato significa que bajo condiciones normales se desarrolla en el hombre en forma natural un cierto conocimiento de Dios. De todos modos este conocimiento es de naturaleza muy general.
Además de este conocimiento innato de Dios el hombre puede obtener cierto conocimiento de El a través de la revelación general y de la revelación especial. Este conocimiento se obtiene como fruto de una búsqueda consciente y continua.
Aun cuando tal conocimiento es posible por razón de la capacidad natural en el hombre para conocer a Dios, el conocimiento adquirido le lleva mucho más lejos de aquellos límites impuestos al conocimiento innato de Dios.

1: EL CONOCIMIENTO DE DIOS QUE SE DERIVA DE LA REVELACIÓN ESPECIAL

Aun cuando debemos reconocer que es imposible definir lo que es Dios, es en cambio posible dar una descripción general de su ser. Cuanto más podemos describirlo como a un espíritu puro de perfecciones infinitas. Esta descripción incluye los siguientes elementos:

DIOS ES UN ESPÍRITU PURO.

La Biblia no nos da definición alguna de Dios. Lo que más se acerca a una definición son las palabras de Jesús a la Samaritana diciendo: «Dios es un espíritu». Esto significa que Dios es esencialmente espíritu, y que todas aquellas cualidades que pertenecen a la idea de un espíritu perfecto se encuentran necesariamente en él. El hecho de que Dios sea un espíritu puro excluye la idea de que Dios tiene un cuerpo de alguna clase que pueda ser visible de un modo completo alojo humano.

DIOS ES UN SER PERSONAL

La idea de Dios como espíritu incluye la idea de personalidad. Un espíritu es un ser inteligente y moral, por esto, cuando atribuimos a Dios la personalidad, queremos decir que es un ser razonable, capaz de determinarse y decidir las cosas.
Hay muchos hoy día que niegan la personalidad de Dios y lo conciben simplemente como una fuerza o poder impersonal. Sin embargo, el Dios de la Biblia es un Ser personal, un Dios con quien los hombres pueden conversar, en quien pueden confiar, que conoce sus experiencias, les ayuda en sus dificultades y llena sus corazones de alegría y regocijo. Aun más, Dios se reveló a sí mismo en una forma personal a través del Señor Jesucristo.

DIOS ES INFINITAMENTE PERFECTO

Lo que distingue a Dios de sus criaturas es su infinita perfección. Su ser y virtudes o atributos están completamente libres de toda limitación o imperfección. Dios no es sólo un ser infinito e ilimitado, sino que está infinitamente por encima de todas sus criaturas en sus perfecciones morales y gloriosa majestad. Los hijos de Israel cantaron la grandeza de Dios después de pasar el Mar Rojo con estas palabras:
« ¿Quién como tú, Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en loores, hacedor de maravillas?, Éxodo 15:11. Algunos filósofos contemporáneos hablan erróneamente de Dios como un ser «finito, que se desarrolla, que lucha y que sufre compartiendo las derrotas y victorias del hombre». Este concepto existencialista se aparta de las verdades bíblicas.

DIOS Y SUS PERFECCIONES SON UNA MISMA COSA

La simplicidad es una de las características fundamentales de Dios. Esto significa que
Dios no está dividido en partes, sino que su ser y sus atributos son una sola cosa. Se podría decir que los atributos divinos son Dios tal como ha querido revelar se al hombre y son simplemente manifestaciones del divino Ser. Por tal motivo la Biblia afirma que Dios es verdad, vida, luz, amor, justicia, etc.

TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA QUE ATESTIGUAN:

QUE DIOS PUEDE SER CONOCIDO.
1. 1 Juan 5:20. «Empero sabemos que el Hijo de Dios es venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero: y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo.»
2. Juan 17:3. «Esta empero es la vida eterna: que te conozcan al sólo Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado.»
QUE DIOS ES ESPÍRITU
1. Juan 4:24. «Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren.»
2. 1 Tim. 6:16. «Quien sólo tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver.»

QUE DIOS ES UN SER PERSONAL

1. Mal. 2:10. « ¿No tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos ha criado un mismo Dios hombre?
2. Juan 14:9b. «El que me ha visto ha visto al Padre; ¿Cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?

QUE DIOS ES UN SER INFINITO EN PERFECCIÓN.

1. Éxodo 15:11. « ¿Quién como tú, Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en loores, hacedor de maravillas?
2. Salmo 147:5. «Grande es el Señor nuestro, y de mucha potencia; y de su entendimiento no hay número.»

PARA ESTUDIO BÍBLICO ADICIONAL

1. ¿Enseñan los pasajes siguientes que no podemos conocer a Dios? Job 11: 7; 26: 14; 36: 26.
2. ¿Si Dios es espíritu y por consiguiente no tiene cuerpo cómo se explican los siguientes pasajes? Sal. 4: 6; 17: 2; 18: 6, 8-9; 31:5; 44: 3; 47: 8; 48: 10, y otros.
3. ¿En qué forma prueban esos versículos la personalidad de Dios? Gen. 1: 1; Deut. 1:34-35; 1 Reyes 8: 23-26; Job 38: 1; Sal. 21:7; 50: 6; 103: 3- Mateo 5:9; Rom.12:1.

LA INCOMPRENSIBILIDAD DE DIOS

Durante un seminario en los Estados Unidos, un estudiante le preguntó al teólogo suizo Karl Barth: "Dr. Barth, ¿cuál ha sido lo más profundo que usted ha aprendido en su estudio de la teología?" Barth pensó por un momento y luego contestó: "Cristo me ama, bien lo sé, en la Biblia dice así". Los estudiantes se rieron de su respuesta tan simplista, pero su risa se tornó algo nerviosa cuando pronto advirtieron que Barth lo había dicho muy en serio. Barth dio una respuesta sencilla a una pregunta muy profunda.
Al hacerlo estaba llamando la atención a por lo menos dos nociones fundamentalmente importantes.
(1) En la más sencilla de las verdades cristianas reside una profundidad que puede ocupar las mentes de las personas más brillantes durante toda su vida.
(2) Que aun dentro de la sofisticación teológica más académica nunca nos podremos elevar más allá del entendimiento de un niño para comprender las profundidades misteriosas y las riquezas del carácter de Dios.
Juan Calvino utilizó otra analogía. Dijo que Dios nos habla como si estuviera balbuceando. De la misma manera que los padres les hablan a sus hijos recién nacidos imitando el balbuceo de los bebés, así Dios cuando desea comunicarse con los mortales debe condescenderse y hablarnos con balbuceos.
Ningún ser humano tiene la capacidad para entender a Dios exhaustivamente. Existe una barrera infranqueable que impide un entendimiento completo y exhaustivo de Dios. Somos seres finitos; Dios es un ser infinito. Y ahí radica el problema. ¿Cómo puede algo que es finito comprender a algo que es infinito? Los teólogos medioevales tenían una frase que se ha convertido en un axioma dominante en cualquier estudio de teología. "Lo finito no puede aprehender (o contener) a lo infinito." No hay nada que resulte más obvio que esto, que un objeto infinito no puede ser introducido dentro de un espacio finito.
Este axioma contiene una de las doctrinas más importantes del cristianismo ortodoxo. Se trata de la doctrina de la incomprensibilidad de Dios. Este término puede no ser bien entendido.
Puede sugerir que como lo finito no puede "aprehender" a lo infinito, entonces es imposible llegar a conocer nada sobre Dios.
Si Dios está más allá del entendimiento humano, ¿no sugiere eso que toda discusión religiosa no es más que mero palabrería teológica y que entonces, como mucho, solo nos queda un altar a un Dios desconocido?
Por supuesto que esto no es la intención. La incomprensibilidad de Dios no significa que no sabemos nada sobre Dios. En realidad significa que nuestro conocimiento será parcial y limitado, que nunca podremos alcanzar el conocimiento total y exhaustivo de Dios. El conocimiento que Dios nos da sobre sí mismo mediante la revelación es verdadero y útil. Podemos conocer a Dios en la medida que Él decida revelarse a sí mismo. Lo finito puede "aprehender" a lo infinito, pero lo finito no podrá nunca contener a lo infinito en sus manos. Siempre habrá algo más de Dios que lo que podamos aprehender.
La Biblia expresa esto mismo de esta manera: "Las cosas
REVELADO
El aspecto secreto de Dios.
El aspecto revelado de Dios.
Secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre" (Deuteronomio 29:29). Martín Lutero hizo referencia a los dos aspectos de Dios el secreto y el revelado. Una porción del conocimiento divino permanece oculta a nuestros ojos. Trabajamos a la luz de lo que Dios nos ha revelado.
RESUMEN
1. Hasta las verdades cristianas más sencillas contienen un profundo significado.
2. Independientemente de lo profundo que pueda ser nuestro conocimiento teológico, siempre habrá mucho sobre la naturaleza y el carácter de Dios que seguirá siendo un misterio para nosotros.
3. Ningún ser humano puede tener un conocimiento exhaustivo sobre Dios.
4. La doctrina de la incomprensibilidad de Dios no significa que no podemos llegar a conocer nada sobre Dios. Significa que nuestro conocimiento está restringido, limitado por nuestra humanidad.
(2)
A. Teniendo Dios en sí mismo y por sí mismo toda vida, gloria, bondad y bienaventuranza, es todo suficiente en sí mismo y respecto así mismo, no teniendo necesidad de ninguna de las criaturas que ha hecho, ni derivando ninguna gloria de ellas, sino que solamente manifiesta su propia gloria en ellas, por ellas, hacia ellas y sobre ellas: Jun. 5:26; Hch. 7:2; Sal 148:13; 119:68; 1 Ti. 6:15; Job 22:2, 3; Hch. 17:24, 25.
B. Él es la única fuente de todo ser, de quien, por quien y para quien son todas las cosas, teniendo sobre todas las criaturas el más soberano dominio para hacer mediante ellas, para ellas y sobre ellas todo lo que le agrade: Ap. 4:11; 1 Ti. 6:15; Ro. 11:34-36; Dn. 4:25, 34, And 35.
C. todas las cosas están desnudas y abiertas a sus ojos; su conocimiento es infinito, infalible e independiente de la criatura, de modo que para él no hay ninguna cosa contingente o incierta: He 4:13; Ro. 11:33, 34; Sal 147:5; Hch. 15:18; Ez. 11:5.
D. Es santísimo en todos sus consejos, en todas sus obras y en todos sus mandatos: Sal 145:17; Ro. 7:12.
E. A él se le debe, por parte de los ángeles y los hombres, toda adoración, todo servicio u obediencia que como criaturas deben al Creador, y cualquier cosa adicional que a él le placiera demandar de ellos: Ap. 5:12-14.

LOS NOMBRES DE DIOS

Cuando leemos en la Biblia que Dios da nombres a ciertas personas o cosas, estos nombres tienen un significado y nos dan una idea de la naturaleza de las personas o cosas que designan. Lo mismo se aplica a los nombres que Dios mismo se ha dado a sí. Algunas veces la Biblia nos habla del nombre de Jehová en singular, y en tales casos designa con tal palabra una manifestación general de Dios, de un modo especial con referencia a su pueblo, Éx. 20: 7; Sal. 113: 3; o se refiere a Dios solo, Prov. 18: 18; Isaías 50: 10.
El nombre de Dios en general ha sido dividido en varios nombres especiales que expresan los muchos aspectos de su Ser. Estos nombres no son el producto de la invención humana, sino que fueron dados por Dios mismo.

LOS NOMBRES DE DIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Algunos nombres del Antiguo Testamento denotan que Dios es el Altísimo o Dios alto. Los nombres Él y Elohim indican que Dios es fuerte y poderoso y que por tanto debe ser temido. Elyon denota su elevada naturaleza como el Alto Dios el objeto de reverencia y adoración. Otro nombre que pertenece a esta clasificación es Adonaí, generalmente traducido por «Señor», es decir, el Poseedor y Soberano de todos los hombres.
Otros nombres expresan el hecho de que Dios tiene relaciones benévolas o amistosas con sus criaturas. Uno' de tales nombres, muy común entre los patriarcas, era el nombre Shaddai o 'EI-Shaddai, que hace énfasis en la grandeza divina, pero sólo como fuente de consuelo y bendición para Su pueblo.
Tal nombre indica que Dios rige los poderes de la naturaleza y hace que sirvan a sus propios designios. El mayor de' los nombres de Dios, que siempre ha sido sagrado para los judíos, es el nombre de Jehová (Yahvé). Su origen y significado nos son indicados en Éxodo 3: 14, 15.
Este nombre expresa la inmutabilidad de Dios, es decir, que Dios siempre es el mismo, y de un modo especial que jamás cambia en las relaciones de su pacto, que es siempre fiel en el cumplimiento de sus promesas. Con consecuencia encontramos otro nombre, el de «Jehová de los ejércitos». Este nombre nos da un cuadro de Jehová como el Rey de gloria rodeado de las huestes celestiales.

LOS NOMBRES DE DIOS EN EL NUEVO TESTAMENTO

Los nombres de Dios en el Nuevo Testamento no son otros que las traducciones griegas de las formas hebreas en el Antiguo Testamento. Son dignas de mención las siguientes:
EL NOMBRE THEOS
Esta palabra se traduce por «Dios», y es la que se emplea con más frecuencia en el Nuevo Testamento, Con mucha frecuencia se emplea en el caso genitivo (posesivo) traducida por «mi Dios», «tu Dios», <nuestro Dios», «su Dios». En la persona de Cristo, Dios es el Dios de todos sus hijos. Esta forma individual toma el lugar de la forma nacional, «el Dios de Israel» que es tan frecuente en el Antiguo Testamento.
EL NOMBRE KURIOS
La palabra «Kurios» significa «Señor», y este nombre se aplica no tan sólo a Dios sino también a Cristo. En su significado toma el lugar del hebreo Adonaí y también Jehová, pero su significado corresponde mucho más de cerca a la forma Adonaí.
Designa pues a Dios como el Poseedor y Soberano de todas las cosas, y de un modo especial, de su pueblo.
EL NOMBRE PATER
Algunos han dicho que el Nuevo Testamento introduce este nombre como a un nombre nuevo, pero tal aserción es incorrecta. El nombre «Padre» se encuentra también en el Antiguo Testamento para expresar la relación especial que existe entre Dios y su pueblo Israel, Deut. 32: 6; Isaías 63: 16. En el Nuevo Testamento su significado es aún más individual y denota a Dios como Padre de todos los creyentes.
Algunas veces designa a Dios como Creador de todo lo que existe, 1ª Cor. 8:6; Efes. 3:14; Hebreos 12:9; Santo 1: 17, otras como a la primera persona de la Santísima Trinidad y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Juan 14: 11; 17:1.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA SOBRE:
EL NOMBRE DE DIOS EN GENERAL.
1. Éxodo 20:7. «No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.»
2. Sal. 8:1. «Oh Jehová, Señor nuestro ¡cuán grande es tu nombre en toda la tierra!»
NOMBRES PARTICULARES
1. Génesis 1:1. «En el principio crió Dios ('Elohim) los cielos y la tierra.»
2. Éx. 6:3. «Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob bajo el nombre de Dios Omnipotente ('El Shaddai), mas en mi nombre Jehová no me notifiqué a ellos.»
3. Sal. 86:8. «Oh Señor (Adonaí), ninguno hay como tú entre los dioses, ni obras que igualen tus obras.»
4. Mal. 3:6. «Porque yo Jehová, no me mudo; y así vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.»
5. Mateo 6: 9. «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.»
6. Apoc. 4:8. «Santo, santo, santo el Señor (Kurios) Todopoderoso, que era, y que es, y que ha de venir.»
PARA ESTUDIO BÍBLICO ADICIONAL
1. ¿Cómo ilumina el pasaje de Éxodo 3:13-16 el significado del nombre Jehová?
2. ¿Cuál era el nombre de Dios más corriente en los días de los patriarcas? Gen. 17: 1; 28:3; 35: 11; 43: 14; 48:3; 49:25; Éxodo 6:3.
3. ¿Puede usted dar algunos nombres que describan a Dios? Isaías 43:15; 44:6; Amós 4:13; Lucas 1:78; 2 Cor. 1:3; Santo 1:17; Heb. 12:9; Apoc., 1:8,17.

LOS ATRIBUTOS DE DIOS

Dios se nos revela no sólo a través de sus nombres sino también en sus atributos, es decir, las perfecciones del divino ser. Se acostumbra a distinguir entre los atributos comunicables y los incomunicables. Existen vestigios de los primeros en las criaturas humanas pero no de los segundos.

LOS ATRIBUTOS INCOMUNICABLES

Su énfasis está en la absoluta distinción que existe entre la criatura y el Creador. Tales atributos son:

LA INDEPENDENCIA O EXISTENCIA PROPIA DE DIOS

Esto significa que la razón de la existencia de Dios se encuentra en Dios mismo, y que a diferencia del hombre, no depende de nada aparte de sí mismo. Dios es independiente en su Ser, en sus acciones y virtudes, y hace que todas las criaturas dependan de Él.
Esta idea se halla expresada en el nombre de Jehová y en los pasajes siguientes: Sal. 33: 11; 115:3; Isaías ,40: 18s; Dan. 4: 35; Juan 5:26; Rom. 11: 33-36; Hechos 17:25; Apoc. 4:11.
LA INMUTABILIDAD DE DIOS
Las Escrituras nos enseñan que Dios no cambia. Tanto en su divino ser como en sus atributos, en sus propósitos y promesas, Dios permanece siempre el mismo, Núm. 23: 19; Sal. 33: 11; 102: 27; Mal. 3: 6; Heb. 6: 17, Santo 1:17.
Esto no significa en ningún modo que en Dios no existe el movimiento. La Biblia nos habla de su ida y venida y de que se esconde y se revela. N os dice también que se arrepiente, pero es evidente que esto es sólo una forma humana de referirse a Dios, Éxodo 32: 14; Jonás 3:10; y más bien indica un cambio en la relación del hombre para con Dios.
LA INFINIDAD DE DIOS
Con esto decimos que Dios no está sujeto a limitación alguna. Podemos hablar de su infinidad en diversos sentidos. Con relación a su Ser, podemos llamarla su perfección absoluta. En otras palabras, Dios no está limitado en su conocimiento y sabiduría, su bondad y amor, su justicia y santidad, Job 11: 7-10; Sal. 145: 3.
Con respecto al tiempo, la llamamos Su eternidad. Mientras que en la Escritura tal noción nos es dada en forma de una duración ilimitada, Sal. 90:2; 102:12, en realidad significa que Dios está por encima del tiempo, y que por lo tanto no está sujeto a sus limitaciones.
Para Dios sólo existe un eterno presente, y no hay pasado ni futuro. Con relación al espacio, Su infinidad recibe el nombre de inmensidad. Dios está presente en todas partes, mora en todas sus criaturas, llena cada punto del espacio, pero no está limitado en ningún modo por el espacio, 1 Reyes 8: 27; Sal. 139: 7-10; Isaías 66: 11; Jer. 23: 23, 24; Hechos 17: 27-28.
LA SIMPLICIDAD DE DIOS
Al hablar de la simplicidad de Dios queremos decir que Dios no está compuesto de diferentes partes, tales como el cuerpo y el alma en el hombre, y que por esta misma razón, Dios no se halla sujeto a división alguna. Las tres personas de la Divinidad no son tantas partes de las que se compone la esencia divina.
Todo el ser de Dios pertenece a cada una de las tres Personas Por tal motivo afirmamos que Dios y sus atributos son un todo y que El es vida, luz, amor, justicia, verdad, etc.
LOS ATRIBUTOS COMUNICABLES
Estos son los atributos de los cuales existe alguna semejanza en el hombre. Debemos notar, sin embargo, que lo que vemos en el hombre es una semejanza finita (limitada) e imperfecta de aquello que en Dios es infinito (ilimitado) y perfecto.
EL CONOCIMIENTO DE DIOS
Llamamos así a aquella perfección divina por la cual Dios, a su manera, se conoce a sí mismo y a todas las cosas actuales y posibles. Dios tiene de por sí este conocimiento propio y no lo obtiene de nada ni nadie exterior. Este conocimiento es completo y está siempre presente en su mente.
Puesto que tal conocimiento lo abarca todo, ha recibido el nombre de omnisciencia. Dios conoce todas las cosas pasadas, presentes, futuras y no tan sólo aquellas que tienen una existencia real sino también las que Son meramente posibles, 1ª Reyes 8: 29; Sal. 139: 1-16; Isa. 46: 10; Ezeq. 11:5; Hechos 15:18; Juan 21:17; Hebreos 4:13.
LA SABIDURÍA DE DIOS
La sabiduría es un aspecto del conocimiento de Dios. Es el atributo divino que se manifiesta en la selección de' dignos fines y en la selección de los mejores medios para la realización de tales fines. El propósito final y al cual Dios hace que todas las cosas se subordinen es su propia gloria. Rom. 11: 33; 1 Cor. 2: 7; Efesios 1: 6, 12, 14; Col. 1:16.
LA BONDAD DE DIOS
Dios es bueno, esto es, santo a la perfección en su modo de Ser. Sin embargo, esta no es la clase de bondad a la que nos referimos aquí. Esta bondad a la que hacemos referencia es aquella bondad que se revela en hacer el bien a otros. Es el atributo o perfección divina que lo impulsa a obrar con bondad y generosidad para con todas sus criaturas. La Biblia habla de ello repetidamente. Sal. 36:6: 104: 21; 145:8, 9,16; Mateo 5: 45; Hechos 14:17.
EL AMOR DE DIOS
Se ha llamado a este atributo el atributo más importante de Dios pero es dudoso de que sea más importante que cualquier otro. En virtud del tal, Dios se deleita en sus propias perfecciones y también en el hombre, como reflejo de su imagen. Podemos considerarlo desde diferentes puntos de visita. El amor inmerecido de Dios que se revela en el perdón de los pecados recibe el nombre de gracia, Efesios 16:7; 2: 7-9; Tito 2: 11.
El amor que se revela en aliviar la miseria de aquellos que sufren las consecuencias del pecado, lo llamamos su misericordia o tierna compasión, Lucas 1:54.72, 78; Rom. 15:8; 9:16, 18; Efesios 2:4. Cuando este amor tiene paciencia con el pecador que no escucha las instrucciones y avisos divinos, lo llamamos su longanimidad o paciencia, Rom. 2:4; 9:22; 1 Pedro 3:20; 2 Pedro 3:15.
LA SANTIDAD DE DIOS
La santidad de Dios es ante todo aquella perfección divina por la cual Dios es absolutamente distinto de todas sus criaturas, y elevado muy por encima de ellas en infinita majestad. Éxodo 15: 11, Isaías 57:15. En segundo lugar denota también que Dios es libre de cualquier impureza moral b pecado, y que por tanto es moralmente perfecto. En la presencia de un Dios santo, el hombre siente su pecado muy profundamente, Job 34: 10; Isaías 6: 5; Habacuc 1: 13.
LA JUSTICIA DE DIOS
La justicia de Dios es aquel atributo divino por el cual Dios se mantiene santo en frente de cualquier violación de su santidad. En virtud de ello, Dios mantiene su gobierno moral en el mundo e impone al hombre una ley justa, recompensando la obediencia Y. castigando la desobediencia, Sal. 99: 4; Isaías 33: 22; Rom. 1: 32.
La justicia de Dios que se manifiesta en dar recompensas recibe el nombre de justicia remunerativa; la que se revela al ejecutar su castigo se llama justicia retributiva. La primera es una expresión de su amor y la segunda de su ira.
LA VERACIDAD DE DIOS
Este atributo denota que Dios es verdadero en su mismo Ser, en su revelación y en las relaciones para con su pueblo. Dios es verdadero en contraste con los ídolos, conoce las cosas tal como son, y es fiel en el cumplimiento de sus promesas. Esta última característica recibe también el nombre de fidelidad de Dios, Núm. 23: 19; 1ª Cor. 1: 9; 1ª Tim. 2: 13; Heb. 10:23.
LA SOBERANÍA DE DIOS
Este atributo puede ser considerado desde dos puntos de vista, su soberana voluntad y su soberano poder. La voluntad de Dios, según las Escrituras, es la causa final de todas las cosas. Efesios 1: 11; Apoc. 4: 11. De acuerdo con Deut. 29: 29 ha sido costumbre distinguir entre la voluntad secreta de Dios y la voluntad revelada.
La primera ha sido llamada la voluntad del decreto divino, está escondida en Dios mismo y sólo puede ser conocida a través de sus efectos. La segunda es la voluntad de sus preceptos y nos ha sido revelada en la ley y en el evangelio. La voluntad de Dios es absolutamente libre en su relación con sus criaturas, Job 11: 10; 33: 13; Sal. 115: 3; Prov. 21: 1; Mateo 20: 15; Rom. 9: 15-18; Apoc. 4: 11.
Aun las acciones pecaminosas del hombre están bajo el control de su soberana voluntad, Génesis 50: 20; Hechos 2:23. Al poder de ejecutar su voluntad se le ha llamado omnipotencia. Decir que Dios es omnipotente, no significa que Dios puede hacer cualquier cosa.
La Biblia nos enseña que hay ciertas cosas que aun Dios mismo no puede hacer. Dios no puede mentir, pecar, ni negarse a sí mismo. Núm. 23:19; 1 Sam. 15: 29; 2 Tim. 2:
13; Heb. 6:18; Santo 1:13, 17. Significa en cambio, que Dios puede, por el mero ejercicio de su voluntad, realizar cualquier cosa que El ha decidido llevar a cabo, y que si El lo quisiera, podría aun hacer más que esto, Gen. 18:14; Jer. 32:27, Zac. 8:6; Mateo 3:9; 26 :53.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA QUE PRUEBAN:
LOS ATRIBUTOS INCOMUNICABLES DE DIOS
1. Independencia. Juan 5:26. «Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así Dio también al Hijo que tuviese vida en sí mismo.»
2. Inmutabilidad. Mal. 3:6. «Porque yo Jehová no me mudo; y así vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.» Santo 1:17. «Toda buena dádiva y todo bien perfecto es de 10 alto, que desciende del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.»
3. Eternidad. Salmo 90:2. «Antes que naciesen los montes, y formases la tierra y el mundo, y desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.» Sal. 102:27. «Mas tú eres el mismo, y tus años no se acabarán.»
4. Omnipresencia. Sal. 139:7-10. « ¿Adónde me iré de tu espíritu? ¿Y dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos allí estás tú: y si en abismo hiciere mi estrado, he aquí allí tú estás. Si tomare las alas del alba, y habitare en el extremo de la mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.» Jer. 23:23-24. «¿Soy yo Dios de poco acá, dice Jehová, y no Dios de mucho ha? ¿Ocultaras alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No hincho yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?

LOS ATRIBUTOS COMUNICABLES

1. Omnisciencia. Juan 21:17b. «Y le dice: Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te amo.» Heb. 4: 13. «Y no hay cosa criada que no sea manifiesta en su presencia; antes todas las cosas están desnudas... y abiertas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.»
2. Sabiduría. Sal. 104:24. « ¡Cuán muchas son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría.» Dan. 2:20-21b. «Sea bendito el nombre de Dios de siglo hasta siglo: porque suya es la sabiduría y la fortaleza... Da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos.»
3. Bondad. Sal. 86:5. «Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan.» Sal. 118:29. «Alabad a Jehová porque es bueno; porque para siempre es su misericordia.»
4. Amor. Juan 3:16. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» 1ª Juan 4:8. «El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es amor.»
5. Gracia. Nehemías 9:17b. «Tú, empero, eres Dios de perdones, clemente y piadoso, tardo para la ira, y de mucha misericordia.» Rom. 3:24, «Siendo justificados gratuitamente por su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús».
6. Misericordia. Rom. 9:18. «De manera que del que quiere tiene misericordia; y al que quiere, endurece.» Efesios 2:4-5, «Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo».
7. Longanimidad o paciencia. Núm. 14: 18. «Jehová, tardo de ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión.» Rom. 2: 4, «O menosprecias las riquezas de su benignidad, y paciencia, y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento».
8. Santidad. Éxodo 15: 11, « ¿Quién como tú, Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en loores, hacedor de maravillas? Isaías 6: 3b. «Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos: toda la tierra está llena de su gloria».
9. Justicia y juicio. Salmo 89:14. «Justicia y juicio son el asiento de tu trono». Salmo 145: 17, «Justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras». 1ª Pedro 1: 17, «y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, con verdades. Temor todo el tiempo de vuestra peregrinación.»
10. Veracidad y fidelidad. Núm. 23:19. «Dios no es hombre, para que mienta; ni hijo de hombre para que se arrepienta: él dijo ¿y no hará?; habló, ¿y no lo ejecutará?» 2ª Tim. 2: 13. «Si fuéramos infieles, él permanece fiel: no se puede negar a sí mismo.»
11. Soberanía. Efesios 1:11. «En el digo, en quien asimismo tuvimos suerte, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el consejo de su voluntad.» Apoc. 4: 11, «Señor, digno eres de recibir gloria y honra y virtud: porque tú criaste todas las cosas, y por tu voluntad tienen ser y fueron criadas.»
12. Voluntad secreta y revelada. Deut. 29:29. «Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios: mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por. Siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.»
13. Omnipotencia. Job 42:2. « Yo conozco que todo lo puedes.» Mateo 19:26. «Para con Dios todo es posible.» Lucas 1:37. «Porque ninguna cosa es imposible para Dios.»
PARA ESTUDIO BÍBLICO ADICIONAL
1. De casos en los que la Biblia identifica a Dios. ‘con sus atributos. Jer. 23:6; Hebreos 12:29; 1 Juan 1:5; 3:16.
2. ¿Cómo puede Dios ser justo y a la vez misericordioso para con el pecador? Zac. 9:9. Rom. 3:24-26.
3. Pruébese a través de las Escrituras que la presciencia divina incluye aun los sucesos condicionales. 1 Sam. 23: 10-13. 2ª Reyes 13: 19; Sal 81: 13-15; Jer. 38: 17-20; Ezequiel 3: 6; Mateo 11: 21. Isaías 48: 18.
(3)
A. En este Ser divino e infinito hay tres subsistencias, el Padre, el Verbo o Hijo y el Espíritu Santo: Mt. 3:16, 17; 28:19; 2 Co. 13:14.
B. De una sustancia, un poder y una eternidad, teniendo cada uno toda la esencia divina, pero la esencia indivisa: Ex. 3:14; Jn.14:11; 1 Co. 8:6.
C. El Padre no es de nadie, ni por generación ni por procesión; el Hijo es engendrado eternamente del Padre, y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo:  todos ellos son infinitos, sin principio y, por tanto, son un solo Dios, que no ha de ser dividido en naturaleza y ser, sino distinguido por varias propiedades relativas peculiares y relaciones personales; dicha doctrina de la Trinidad es el fundamento de toda nuestra comunión con Dios y nuestra consoladora dependencia de él: Pr. 8:22-31; Jun. 1:1-3, 14,18; 3:16; 10:36; 15:26; 16:28; He 1:2; 1 Jun. 4:14; Gá. 4:4-6.

LA TRIPLE UNIDAD DE DIOS

La doctrina de la Trinidad nos resulta difícil y confusa. A veces hasta se ha pensado que el cristianismo enseña la noción absurda de que 1+1+1=1. Resulta claro que esta es una ecuación falsa. El término Trinidad describe una relación de un Dios que es tres personas, y no una relación entre tres dioses. La Trinidad no significa un triteísmo, es decir, que hay tres seres que en su conjunto conforman un Dios. La palabra Trinidad se utiliza como un esfuerzo para definir la plenitud de la Deidad en términos de su unidad y su diversidad.
La formulación histórica de la Trinidad es que Dios es uno en esencia y tres en persona. Aunque esta fórmula es misteriosa y paradójica, no conlleva de modo alguno una contradicción. Con respecto a la esencia o el ser, se afirma la unidad de la Deidad; con respecto a la persona, se expresa la diversidad de la Deidad.
Si bien el término Trinidad no se encuentra en la Biblia, el concepto aparece en ella con claridad. Por un lado la Biblia declara de manera contundente la unidad de Dios (Deuteronomio 6:4).
Por otro lado, la Biblia declara con claridad el carácter plenamente divino de las tres personas de la Deidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La iglesia ha rechazado las herejías del modalismo y el triteísmo. El modalismo niega la diferencia que existe entre las personas de la Deidad, afirmando que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son distintas maneras en que Dios se expresa a sí mismo. El triteísmo, por otro lado, falsamente afirma que existen tres seres que juntos constituyen a Dios.
El término persona no significa una diferencia en esencia sino una subsistencia diferente en la Deidad. Una subsistencia en la Deidad constituye una diferencia real pero no es una diferencia esencial, en cuanto a una diferencia en el ser. Cada persona subsiste o existe "bajo" la pura esencia de lo divino. La subsistencia es una diferencia dentro del mismo ser, no un ser o una esencia separada. Todas las personas de la Deidad comparten todos los atributos divinos.
También hay una diferencia en la función desarrollada por cada miembro de la Trinidad. El trabajo de la salvación es en cierto sentido compartido por las tres personas de la Trinidad. Sin embargo, con respecto a la manera de actuar, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo operan de distinta forma. El Padre es quien inicia la creación y la redención; el Hijo es quien redime a la creación; y el Espíritu Santo regenera y santifica, operando la redención en los creyentes.
La Trinidad no se refiere a las partes de Dios, ni siquiera a los roles. Las analogías humanas, como las de un hombre que es un padre, un hijo y un esposo, son insuficientes para reflejar el misterio de la naturaleza de Dios.
La doctrina de la Trinidad no explica completamente el carácter misterioso de Dios. En realidad lo que hace es fijar los límites que no debemos trasponer. Define los límites de nuestra reflexión finita. Nos ordena ser fieles a la revelación bíblica de que Dios es uno en un sentido y tres en otro sentido.
RESUMEN
1. La doctrina de la Trinidad afirma la triple unidad de Dios.
2. La doctrina de la Trinidad no es una contradicción: Dios es uno en esencia y tres en persona.
3. La Biblia declara tanto la unicidad de Dios como el carácter divino del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
4. La Trinidad se distingue por la obra asumida por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
5. La doctrina de la Trinidad fija los límites de la especulación humana con respecto a la naturaleza de Dios.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Deuteronomio 6:4, Mateo 3: 16-17, Mateo 28:19, 2 Corintios 13:14, 1 Pedro 1:2.

LA TRINIDAD: DECLARACIÓN DOCTRINAL.

La Biblia enseña que aun cuando Dios es uno, existe en tres personas llamadas Padre, Hijo y Espíritu Santo. Estas no son tres personas en el sentido corriente de la palabra; no son tampoco tres individuos, sino más bien tres modos o formas de existencia del Divino Ser. Al mismo tiempo su naturaleza es tal que les es posible entrar en relaciones personales.
El Padre puede hablar al Hijo y viceversa y ambas pueden enviar al Espíritu Santo. El verdadero misterio de la Trinidad consiste en el hecho de que cada una de las tres personas posee la suma total de la esencia divina, y qué' ésta no existe aparte de, o fuera de tales Personas.
Ninguna de ellas es subordinada en cuanto a su ser a la otra, aunque en orden de su existencia el Padre es primero, el Hijo es segundo y el Espíritu Santo tercero. Un orden idéntico se refleja en su obra.

PRUEBA BÍBLICA DE LA TRINIDAD.

El Antiguo Testamento ya nos indica que en Dios existe más de una Persona. Dios habla de sí mismo en el plural, Gen. 1: 26; 11: 7.; el Ángel de Jehová nos es presentado como una persona divina, Gen. 16:7-13; 18:1-21; 19:1-22, y también el Espíritu Santo que nos presenta como una
Persona distinta, Isaías 48:16; 63: 10. Hay asimismo pasajes en los cuales el Mesías habla y menciona a las dos otras Personas, Isaías 48: 16; 61; 63: 9-10.
Dado el progresó que encontramos en la revelación, el Nuevo Testamento nos presenta pruebas más claras. Las pruebas más contundentes las encontramos en los hechos de la redención. El Padre envía a su Hijo al mundo, y el Hijo envía al Espíritu Santo.
Además, hay un cierto número de pasajes en los que las tres Personas nos son mencionadas específicamente, tales como en: «la Gran Comisión», Mateo 28:19, y «la Bendición Apostólica», 2ª Cor. 13:13. Véase también, Lucas 3:21-22; 1:35; 1ª Cor. 12:4-6; 1ª Pedro 1:2.
La doctrina de la Trinidad fue negada por los socinianos en los días de la Reforma y hoy día por los unitarios y los modernistas. Estos hablan de la misma en términos del Padre, el hombre Jesús, y una influencia divina que recibe el nombre de Espíritu de Dios.
EL PADRE
El nombre «Padre» se aplica con frecuencia en las Escrituras al Dios trino como a creador de todas las cosas, 1 Cor. 8:6; hebreos 12:9; Santo 1:17, como Padre de Israel, Deut. 32:6: Isaías 63:16; y como a Padre de los creyentes, Mateo 5: 45; 6:6, 9,14; Rom. 8:15.
En 'un sentido más profundo, la palabra «Padre» se refiere a la Primera Persona de la Trinidad, para expresar su relación con la Segunda Persona, Juan 1 :14, 18; 8 :54; 14 :12, 13. Esta es la Paternidad original y de la cual la paternidad humana no es más que un débil reflejo. La característica esencial del Padre es haber engendrado al Hijo desde toda la eternidad. Las obras que generalmente se atribuyen a Él son el planeamiento de la obra redentora, la creación, la providencia y la representación de la Trinidad en el consejo de la redención.
EL HIJO
La Segunda Persona de la Trinidad es llamada «Hijo» o «Hijo de Dios». Este nombre le es dado no sólo como a Hijo unigénito del Padre, Juan 1:14, 18; 3:16, 18; Gal. 4:4, sino también como al Mesías escogido de Dios, Mateo 8:29; 26:63; Juan 1:49; 11:27, y en virtud de su nacimiento especial por obra del Espíritu Santo, Lucas 1:32, 35.
La característica esencial del Hijo es el haber sido engendrado desde toda la eternidad por el Padre. Salmo 2:7; Hechos 13: 33; Hebreos 1: 5. Por razón de esta generación eterna, el Padre es la causa de la existencia personal del Hijo en la Divina Trinidad.
Las obras que se atribuyen al Hijo de un modo especial Ron obras de mediación. El Hijo de Dios es el mediador de la creación, Juan 1:3, 10; Hebreos 1:2-3, y el mediador de la obra redentora, Efesios 1:3-14.
EL ESPÍRITU SANTO
A pesar de que los socinianos, unitarios y modernistas de nuestros días hablan del Espíritu Santo como a un mero poder o influencia divina, la Biblia nos lo presenta como a una Persona, Juan 14:16, 17, 26; 15:26; 16:7-15; Rom. 8: 26.
El Espíritu Santo tiene inteligencia, Juan 14:26, sentimiento, Isaías 63:10; Efesios 4:30, y voluntad, Hechos 16: 7; 1ª Cor. 12:11. La Escritura nos dice que el Espíritu Santo habla, escudriña, testifica, ordena, disputa e intercede. Además, su Persona nos es presentada como distinta de su poder en Lucas 4: 14; 1: 35; Hechos 10: 38; 1ª Cor. 2: 4. La característica esencial del Espíritu Santo es proceder del Padre y del Hijo por espiración.
En términos generales la obra del Espíritu Santo es completar las obras de la creación y de la redención, Génesis 1:2; Job 26:13; Lucas 1:35; Juan 3:34; 1 Cor. 12: 4-11; Efesios 2: 22.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA SOBRE LA TRINIDAD
1. Isaías 16:1, «El espíritu del Señor Jehová es sobre mí» (el Mesías). Véase Lucas 4:17-18.
2. Mateo 28:19. «Por tanto, id, y doctrinad a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo».
3. 2. Cor. 13:14. «La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, Y la participación del Espíritu Santo sea con vosotros todos».
LA GENERACIÓN ETERNA DEL HIJO
1. Salmo 2:7. «Yo publicaré el decreto: Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy»
2. Juan 1:14. «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad».
LA PROCESIÓN DEL ESPÍRITU SANTO.
1. Juan 15:26. «Empero cuando viniere el Consolador, el cual yo os enviaré del Padre. El Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí».
PARA ESTUDIO BIBLlCO ADICIONAL
1. ¿En qué sentido podemos hablar de la Paternidad de Dios? 1 Cor. 8:6; Efesios 3:14-15; Hebreos 12:9; Santo 1:17. Véase también Núm. 16:22.
2. ¿Puede usted probar la Divinidad del Hijo hecho carne? Juan 1:1; 20:28; Fil. 2:6; Tito 2:13; Jer. 23:5-6; Isaías 9:6; Juan 1:3; Apoc. 1:8; Col. 1:17; Juan 14:1; 2ª Cor. 13: 14.
3. ¿En qué forma prueban los pasajes siguientes la personalidad del Espíritu Santo? Gen. 12; 6:3; Lucas 12:12; Juan 14:26; 15:26; 16:8; Hechos 8:29; 13: 2; Rom. 8:11; 1ª Cor. 2:10-11.
4. ¿Cuáles obras se atribuyen al Espíritu Santo en Salmo 33:6; 104:30; Éx. 28:3; 2 Pedro 1:21; 1 Cor. 3:16; 12:4 ss.?

LA PREEXISTENCIA DE DIOS

Cuando la Biblia declara que Dios es el Creador del universo nos está señalando que Dios mismo no ha sido creado. Existe una diferencia crucial entre el Creador y la creación. La creación tiene el sello del Creador y es testigo de su gloria. Pero esta creación nunca será digna de adoración. No es suprema.
Es imposible que algo se cree a sí mismo. El concepto de la auto-creación es una contradicción de palabras, es una afirmación carente de sentido. Le solicito al lector que se detenga y reflexione un poco. Nada puede auto-crearse. Ni siquiera Dios puede crearse a sí mismo. Para que Dios se creara a sí mismo debería haber sido antes que Él. Ni siquiera Dios puede hacer eso.
Todo efecto debe tener una causa. Esto es cierto por definición. Pero Dios no es un efecto. Él no tiene principio y por lo tanto no tiene ninguna causa precedente. Él es eterno. Él siempre ha sido o es. Él tiene, dentro de sí mismo, el poder de ser. No necesita de ninguna ayuda de recursos externos para seguir existiendo.
Esto es lo que significa la idea de la preexistencia. Reconocemos que se trata de un concepto elevado y tremendo. No conocemos nada que se le parezca. Todo lo que percibimos en nuestro marco de referencia es dependiente y ha sido creado. No podemos entender cabalmente algo que sea preexistente.
Pero solo porque sea imposible (por definición) que una criatura sea preexistente no significa que sea imposible que el Creador sea preexistente. Dios, como nosotros, no puede crearse a sí mismo. Pero Dios, a diferencia de nosotros, puede ser preexistente. En realidad esto constituye la esencia misma de la diferencia que existe entre el Creador y la creación. Esto es lo que lo convierte en el Ser Supremo yen La fuente de todos los demás seres.
El concepto de preexistencia no viola ninguna ley racional, lógica o científica. Es una noción racional válida. Por el contrario, el concepto de la auto-creación viola la más básica de todas las leyes racionales, lógicas y científicas -la ley de la no contradicción. La preexistencia es un concepto racional; la auto-creación es irracional.
La noción de que algo sea preexistente no es solo racionalmente posible, es racionalmente necesaria. Nuevamente, la razón exige que si algo es, entonces debe haber algo que contenga dentro de sí mismo la capacidad de ser. De lo contrario no había nada.
Si no hubiese algo que existiera en sí mismo, nada podría existir. Posiblemente la pregunta más antigua y más profunda sea: Por qué hay algo en vez de nada Una respuesta necesaria para al menos parte de la pregunta es porque Dios existe. Dios existe en sí mismo eternamente. Es el origen y la fuente del ser. Solo El tiene, dentro de sí mismo, el poder de ser. Pablo declara que nuestra propia existencia depende del poder del ser de Dios: "Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos" (Hechos 17:28).
RESUMEN
1. Todo efecto debe tener una causa.
2. Dios no es un efecto; Dios no tiene causa.
3. La auto-creación es un concepto irracional.
4. La preexistencia es un concepto racional. .
5. La preexistencia no es solamente posible sino que es racionalmente necesaria.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Salmo 90:2, Juan 1:1-5, Hechos 17:22-31, Colosenses 1:15-20, Apocalipsis 1:8.

LA OMNIPOTENCIA DE DIOS

A todos los teólogos, tarde o temprano, un estudiante les planteará una pregunta que resulta ser un rompedero de cabeza. Esta pregunta tan antigua es la siguiente: ¿puede Dios crear una roca tan grande que no la pueda mover? A primera vista esta pregunta parece crear un cerco que encierra al teólogo en un dilema sin solución. Si contestamos que sí, entonces estamos diciendo que hay algo que Dios no puede hacer; no puede mover la roca. Si contestamos que no, entonces estamos diciendo que Dios no puede construir dicha roca. Cualquiera sea la respuesta que demos estamos forzados a establecerle límites al poder de Dios.
Este problema se asemeja a otro: ¿qué sucede cuando una fuerza irresistible se enfrenta con un objeto inamovible? Es posible concebir una fuerza irresistible. También es posible concebir un objeto inamovible. Lo que nos resulta imposible de concebir es la coexistencia de ambos. Si una fuerza irresistible se enfrentara con un objeto inamovible y el objeto se moviera, entonces no podría ser con propiedad llamado inamovible. Si el objeto no se moviera, entonces nuestra fuerza "irresistible" no podría ser llamada con propiedad irresistible. Vemos, entonces, que la realidad no puede contener a ambos -una fuerza irresistible y un objeto inamovible.
Volvamos ahora al tema de la roca inamovible. El dilema que se plantea aquí (como en el caso de la fuerza irresistible) es un falso dilema. Es falso porque se funda sobre una premisa falsa.
Está suponiendo que la "omnipotencia" significa que Dios puede hacer cualquier cosa. Sin embargo, considerado como un término teológico, la omnipotencia no significa que Dios pueda hacer cualquier cosa. La Biblia nos señala varias cosas que Dios no puede hacer. No puede mentir (Hebreos 6: 18). No puede morir.
No puede ser eterno y a la vez haber sido creado. No puede actuar en contra de su naturaleza. No puede ser Dios y no ser Dios al mismo tiempo y en el mismo sentido.
La omnipotencia significa que Dios tiene el poder sobre su creación. No hay ninguna parte de la creación fuera del alcance de su control soberano. Por lo tanto, hay una respuesta correcta al dilema de la roca. El problema tiene solución. La respuesta es no.
Dios no puede construir una roca tan grande imposible de mover. ¿Por qué? Si Dios construyera dicha roca estaría creando algo sobre lo que no podría ejercer su poder. Estaría destruyendo su propia omnipotencia. Dios no puede dejar de ser Dios; no puede no ser omnipotente.
Cuando la Virgen María se vio confundida por la anunciación de Gabriel sobre la concepción de Jesús en su vientre, el ángel le dijo: "porque nada hay imposible para Dios" (Lucas 1:37). El ángel le estaba recordando a María la omnipotencia de Dios. Creo que hasta los ángeles son capaces de usar hipérboles. En un sentido restringido, el ángel estaba expresando una teología incorrecta.
Pero en un sentido bíblico más amplio entendemos que el poder de Dios supera al de la criatura. Lo que para nosotros es imposible para Dios es posible. Decir que nada es imposible para Dios significa que Dios puede hacer cualquier cosa que sea su voluntad. Su poder no está limitado por limitaciones finitas. Nada o "ninguna cosa" puede restringir su poder. Sin embargo, su poder todavía está limitado por lo que él es. El pecado le es imposible porque uno no puede pecar si no lo desea. Dios no puede pecar porque nunca tendrá la voluntad de pecar. Job llegó al meollo de este asunto cuando dijo: "Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti" (Job 42:2).
Para el cristiano la omnipotencia de Dios es una enorme fuente de consuelo. Sabemos que el mismo poder que Dios desplegó al crear el universo está a su disposición para asegurarnos la salvación. Demostró su poder en el Éxodo de Egipto.
Demostró su poder sobre la muerte en la resurrección de Cristo. Sabemos que ninguna parte de la creación puede frustrar sus planes para el futuro. No hay moléculas perdidas al azar en el universo que puedan destruir sus planes. Aunque los poderes y las fuerzas de este mundo amenacen con destruirlos, no tenemos por qué temer. Podemos descansar confiados en el conocimiento de que nada puede superar el poder de Dios. Dios es el Todopoderoso.
RESUMEN
1. La omnipotencia no significa que Dios puede hacer cualquier cosa. Dios no puede actuar en contra de su naturaleza.
2. La omnipotencia se refiere al poder, la autoridad y el control soberano que Dios ejerce sobre el orden creado.
3. La omnipotencia es una amenaza para los malvados, y es una fuente de consuelo para los creyentes.
4. El mismo poder que Dios exhibió en la creación lo demostró en nuestra redención.
5. No existe nada en el universo que pueda desbaratar los planes de Dios.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Génesis 17: l, Salmo 115:3, Romanos 11:36, Efesios 1:11, Hebreos 1:3.

LA OMNIPRESENCIA DE DIOS

La proyección astral es una fantasía. Hay personas que dicen que pueden abandonar sus cuerpos y viajar a California o a la India y regresar sin utilizar trenes, aviones o barcos; pero cuando hacen estas afirmaciones, se han engañado a sí mismos o están engañando a otros. Incluso si el alma o el espíritu de una persona pudiera "proyectarse" de esta manera para peregrinar por el mundo, dichos viajes solo podrían incluir una parada por vez. Nuestros espíritus humanos son espíritus finitos y no pueden, ni nunca podrán, ser capaces de estar en más de un lugar al mismo tiempo.
Solo un Espíritu infinito tiene la capacidad de la omnipresencia. Cuando hablamos de la omnipresencia de Dios queremos decir que su presencia está en todo lugar. No hay ningún lugar donde Dios no esté. Sin embargo, como espíritu, Dios no ocupa ningún lugar, en el sentido que los objetos físicos ocupan el espacio. No tiene cualidades físicas que puedan ocupar el espacio.
La clave para entender esta paradoja es pensar en términos de otra dimensión. La barrera que existe entre Dios y nosotros no es una barrera de espacio o tiempo. Encontrarse con Dios no implica un "lugar" adonde ir o un "momento" donde transcurrir. Estar en la presencia inmediata de Dios es traspasar el umbral de otra dimensión.
Hay otro segundo aspecto relacionado con la omnipresencia de Dios que solemos soslayar. La partícula "omni" se refiere no solo a los lugares donde Dios está, sino a cuánto de Dios está en un determinado lugar. Dios no solo está presente en todo lugar sino que Dios está plenamente presente en todo lugar. A esta característica se la llama su Inmensidad. Los creyentes en Nueva York disfrutan de la plenitud de la presencia de Dios mientras que los creyentes en Moscú también disfrutan de la misma presencia.
Su Inmensidad no se refiere, entonces, a su tamaño, sino a su capacidad para estar plenamente presente en todo lugar.
La doctrina sobre la omnipresencia de Dios nos llena de asombro. Esta doctrina engendra reverencia en nosotros, pero además nos sirve de consuelo. Siempre podemos estar seguros de la atención exclusiva de Dios. No tenemos necesidad de hacer una fila o solicitar una entrevista para estar con Dios. Cuando estamos en la presencia de Dios, Dios no está preocupado por los acontecimientos que están sucediendo del otro lado del planeta; Esta doctrina, sin embargo, no es ningún consuelo para los no creyentes.
No hay ningún lugar donde puedan esconderse de Dios. No hay ningún rincón en el universo donde Dios no esté. Los malvados en el infierno no están separados de Dios, están separados de su benevolencia. La ira de Dios los acompaña constantemente. David, que muchas veces alabó la gloria de la omnipresencia de Dios en los salmos, nos da un resumen poético de esta doctrina: ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Ya dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Sheol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. (Salmo 139:7-10)
RESUMEN
1. Solo un Espíritu infinito puede ser omnipresente.
2. Dios no está limitado por el tiempo ni por el espacio. Su Ser trasciende el tiempo y el espacio.
3. La omnipresencia de Dios incluye su Inmensidad, que le permite estar presente en su plenitud en todos los tiempos y en todos los lugares.
4. La omnipresencia de Dios es un consuelo para el creyente y un motivo de terror para el no creyente.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
1 Reyes 8:27, Job 11:7-9, Jeremías 23:23-24, Hechos 17:22-31.

LA OMNISCIENCIA DE DIOS.

Mi primer recuerdo sobre el concepto de omnisciencia está relacionado con mi entendimiento infantil sobre Papá Noel. Me dijeron que "estaba haciendo una lista y verificándola". También pensé en el conejillo de Pascuas que vivía en nuestra buhardilla (fuera de temporada) y que podía vigilarme todo el tiempo.
La palabra omnisciencia significa "tener todo (omni) conocimiento (ciencia)". Es un término que solo puede ser apropiadamente aplicado a Dios. Únicamente un ser que es infinito y eterno es capaz de conocer todo. El conocimiento de una criatura finita estará siempre limitado por un ser finito.
Dios, siendo infinito, es capaz de ser consiente de todas las cosas, de entender todas las cosas y de comprender todas las cosas.
Nunca aprende nada ni adquiere nuevos conocimientos. El futuro así como el pasado y el presente le son completamente conocidos.
Nada lo puede sorprender. Como el conocimiento de Dios supera ampliamente nuestro conocimiento (es de un tipo más elevado), algunos cristianos creen que su pensamiento es de un tipo radicalmente distinto al nuestro. Por ejemplo, para los cristianos se ha convertido en un lugar común el afirmar que Dios opera con una lógica distinta a la nuestra. Este concepto es muy conveniente cuando encallamos en nuestra teología. Si nos encontramos afirmando ambos polos de una contradicción, podemos aliviar la tensión apelando a un orden de lógica de Dios distinta a la nuestra. Podemos decir con total tranquilidad: "Esto nos puede resultar contradictorio, pero no es contradictorio en la mente de Dios".
Este tipo de razonamiento es fatal para el cristianismo. ¿Por qué? Si Dios tiene un orden de lógica diferente, por el cual lo que para nosotros es contradictorio para Él es lógico, entonces no tenemos ninguna razón para confiar en ninguna palabra de la Biblia. Cualquier cosa que nos dijera la Biblia podría significar exactamente lo contrario para Dios. En la mente de Dios hasta el mal y el bien podrían no ser contrarios, y el Anticristo podría hasta llegar a ser el Cristo.
El conocimiento superior de Dios le permite resolver misterios que a nosotros nos deslumbran. Pero esto está apuntando a una diferencia en el grado del conocimiento de Dios, ha a una diferencia en el tipo de lógica que Él utiliza. Como Dios es racional, ni siquiera Él puede reconciliar las contradicciones.
La omnisciencia de Dios asimismo proviene de su omnipotencia. Dios no conoce todas las cosas por el simple hecho que Él ha aplicado su intelecto superior a un estudio diligente del universo y de todo su contenido. En realidad, Dios conoce todas las cosas porque Él las ha creado y por su voluntad existen. Como Soberano del universo, Dios controla al universo. Si bien algunos teólogos han intentado separar estas dos cosas, sería imposible que Dios conociera todo si no controlara todo, y sería igualmente imposible que Dios controlara todo si no conociera todo. Así como sucede con todos los demás atributos de Dios, son interdependientes, las dos partes necesarias para un todo.
La omnisciencia de Dios, del mismo modo que su omnipotencia y su omnipresencia, también se da con respecto al tiempo.
El conocimiento de Dios es absoluto en el sentido que Dios siempre tiene conciencia de todas las cosas. El intelecto de Dios es distinto al nuestro en que Él no tiene que "acceder" a la información, como un computador accede y abre un archivo.
Todo tipo de conocimiento está siempre directamente delante de Dios. El conocimiento de Dios de todas las cosas es una espada de doble filo. Para el creyente este pensamiento le brinda seguridad Dios mantiene el control, Dios comprende. A Dios no lo confunden los problemas que nos confunden a nosotros. Para el no cristiano, sin embargo, esta doctrina vuelve a enfatizar el hecho de que las personas no pueden esconderse de Dios. Sus pecados están expuestos. Como Adán, procuran esconderse. Sin embargo, no hay ningún rincón en el universo fuera del alcance de la mirada de Dios, de su amor y de su ira.
La omnisciencia de Dios es también una parte crucial de la promesa de Dios de traer la justicia a este mundo. Antes de que un juez pueda dar su veredicto justo es necesario que esté al corriente de todos los hechos. No hay ninguna evidencia que pueda ser encubierta del escrutinio de Dios. Cualquier circunstancia atenuante será conocida por Dios.
RESUMEN
1. Omnisciencia significa "todo conocimiento".
2. Únicamente un Ser infinito puede poseer un conocimiento infinito.
3. Dios tiene un grado de conocimiento superior al de sus criaturas, pero se trata del mismo orden de lógica.
4. El atribuirle a Dios un tipo distinto de lógica es fatal para el cristianismo.
5. La omnisciencia de Dios se basa en su carácter infinito y en su omnipotencia.
6. La omnisciencia de Dios es crucial para el papel que desempeña como Juez de este mundo.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Salmo 147:5, Ezequiel 11:5, Hechos 15:18, Romanos 11: 33-36, Hebreos 4:13.

LA SANTIDAD DE DIOS

La primera oración que aprendí siendo un niño fue la sencilla oración de agradecimiento frente a los alimentos: "Dios es grande; Dios es bueno. Y le agradecemos estos alimentos". Supongo que esta oración debería de rimar. Al menos, rimaba cuando la  rectaba mi abuela que pronuncia bajo ozí ("alimentos") de manera tal que rimara con good ("bueno").
Estas dos virtudes asignadas a Dios en esta oración, la grandeza y la bondad, están comprendidas en una sola palabra bíblica, la santidad. Cuando hablamos de la santidad de Dios, estamos muy acostumbrados a asociarla casi exclusivamente con la pureza y la justicia de Dios. Sin duda que la idea de santidad contiene dichas virtudes, pero no constituyen el significado principal de la santidad.
La palabra bíblica santo tiene dos significados distintos. El significado principal es "lo apartado" o "lo otro". Cuando decimos que Dios es santo, estamos llamando la atención a la profunda diferencia que existe entre Él y todas las demás criaturas. Se refiere a la majestad trascendente de Dios, a su augusta superioridad, en virtud de la cual Él es digno de todo nuestro honor, nuestra reverencia, nuestra adoración y nuestra alabanza. Él es "otro", o es distinto a nosotros en su gloria.
Cuando la Biblia habla de objetos santos, o de un pueblo santo, o de un tiempo santo, se refiere a objetos que han sido apartados, consagrados o hechos diferentes por la mano de Dios. El suelo que pisaba Moisés frente a la zarza que ardía era suelo santo porque Dios estaba allí, presente de una manera muy especial. Era la cercanía de lo divino que convertía a lo ordinario súbitamente en algo extraordinario, y a lo cotidiano en algo fuera de lo común.
El segundo significado de santo se refiere a las acciones puras y justas de Dios. Dios hace lo que está bien. Nunca hace algo que esté mal. Dios siempre actúa de manera justa porque su naturaleza es santa. Podemos entonces diferenciar la justicia interna de Dios (su naturaleza santa) de la justicia externa de Dios (sus acciones).
Como Dios es santo, es grande y bueno al mismo tiempo. No hay maldad entremezclada con su bondad. Cuando somos llamados a ser santos, no significa que hemos de compartir la majestad divina de Dios, sino que hemos de apartarnos de nuestra pecaminosidad normal como caídos. Hemos sido llamados a reflejar el carácter moral y la actividad de Dios. Hemos de juntar su bondad.
RESUMEN
1. La santidad tiene dos significados:
(1) "lo otro" o "lo apartado", y.
(2) "las acciones puras Y justas".
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Éxodo 3: 1-6, 1 Samuel 2:2, Salmo 99: 1-9, Isaías 6:1-13, Apocalipsis 4: 1-11.

LA BONDAD DE DIOS

Quizás uno de los momentos más divertidos de esta vida sea cuando observamos como un pequeño perro o gato persiguen su propia sombra. En vano tratan de alcanzarla. Cuando se mueven, su sombra se mueve con ellos. Esto no sucede en el caso de Dios.
Santiago nos dice: "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación" (Santiago 1:17).
Dios nunca cambia. En Él no hay "sombra de variación". Esto no está únicamente sugiriendo que Dios es inmaterial y que por lo tanto es incapaz de tener una sombra, sino que asimismo nos dice que Dios no tiene un "lado sombrío" en un sentido figurativo o moral. Las sombras sugieren oscuridad, y en términos espirituales la oscuridad sugiere maldad. Como no hay maldad en Dios, tampoco hay ningún indicio de oscuridad en Él. Él es el Padre de las luces.
Cuando Santiago agrega que no hay "sombra de variación" en Dios no alcanza con entender esto simplemente en términos del ser incambiable e inmutable de Dios. Se trata también de una referencia al carácter de Dios. Dios no es solo enteramente bueno, sino que es siempre bueno. Dios no sabe cómo ser otra cosa que no sea bueno.
La relación entre la bondad y Dios es tan estrecha que hasta los filósofos paganos como Platón equiparan la máxima bondad, el bien supremo, con Dios mismo. La bondad de Dios se refiere tanto a su carácter como a su conducta. Sus actos proceden de su propio ser. Dios actúa en base a lo que Él es. De la misma manera que un árbol corrupto no puede producir fruta incorrupta, tampoco un Dios incorrupto puede producir fruta corrupta.
La ley de Dios refleja su bondad. El que Dios sea bueno no es consecuencia de que Dios obedezca y pueda ser juzgado por alguna ley cósmica ajena a sí mismo, o debido a que Dios define la bondad de manera tal que pueda actuar sin estar sujeto a ninguna ley y por el solo poder de su autoridad le sea permitido declarar sus acciones como buenas. La bondad de Dios no es ni arbitraria ni caprichosa. Dios no obedece una ley, sino que la ley que obedece es la ley de su propio carácter. Dios siempre actúa de acuerdo con su propio carácter, que es eterno, inmutable, e intrínsecamente bueno. Santiago nos enseña que todo lo bueno y lo perfecto provienen de Dios. Dios no es solo el estándar principal de bondad; es la Fuente de toda bondad.
Uno de los versículos más populares del Nuevo Testamento es el de Romanos 8:28. "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados". Este texto sobre la providencia divina es tan difícil de comprender como lo es de popular. Si Dios es capaz de hacer que todo lo que nos suceda redunde en nuestro bien, entonces en última instancia todo lo que nos suceda será bueno. Conviene resaltar aquí la expresión en última instancia.
En el plano mundano nos pueden suceder cosas que sean maldad. (Debemos estar precavidos y no llamar al bien, maldad o a la maldad, bien.) Encontramos aflicción, miseria, injusticia, y otro montón de maldades. Sin embargo, Dios en su bondad trasciende todas estas cosas y hace que ellas ayuden para nuestro bien. Para el cristiano, en última instancia, no existen las tragedias. En última instancia, la providencia de Dios hará que todas estas maldades tan cercanas redunden para nuestro beneficio final.
Martín Lutero comprendió muy bien este aspecto de la buena providencia de Dios cuando dijo que "si Dios me pidiera que comiera el estiércol de la calles, no solo lo comería sino que sabría que es para mi bien".
RESUMEN
1. Las criaturas tienen sombra por causa de la oscuridad del pecado.
 2. Dios no tiene un lado sombrío.
3. Dios no está bajo ninguna ley.
4. Dios es inseparable de la ley.
5. Dios es su propia ley.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Éxodo 34:6-7, Salmo 25:8-10, Salmo 100:1-5, Romanos 8:28-39, Santiago 1:17.

LA JUSTICIA DE DIOS

La justicia es una palabra que escuchamos decir todos los días. La usamos en nuestras relaciones personales, en el trato social, con respecto a la legislación, y en ocasión de los veredictos de un tribunal. Pero aunque se trata de una palabra tan frecuentemente utilizada, ha confundido a los filósofos que buscan definirla con exactitud.
Muchas veces relacionamos y equiparamos la justicia con lo que se ha ganado o se merece. Hablamos de personas que reciben su justa retribución en términos de recompensas o castigos. Pero las recompensas no siempre son otorgadas en base al mérito.
Supongamos que realizamos un concurso de belleza y declaramos que se otorgará un premio a la persona considerada la más bella, Si la "belleza" recibe el premio, no será porque hay algo meritorio en ser bella. En realidad, se hará justicia cuando se le otorgue el premio al participante más bello. Si los jueces votan por alguien a quien no consideran la persona más bella (ya sea por razones políticas, o porque fueron sobornados) entonces el resultado de! concurso será injusto.
Por este tipo de razones es que Aristóteles definió la justicia corno "el dar a una persona su merecido". Lo "merecido" puede estar determinado por obligaciones éticas o por algún acuerdo previo. Si una persona es castigada con mayor severidad que la requerida por su crimen, el castigo es injusto. Si una persona recibe una recompensa menor a la que es acreedora, entonces la recompensa no ha sido justa.
¿Cómo se relaciona entonces la misericordia con la justicia? La misericordia y la justicia son obviamente dos cosas distintas, aunque a veces se las confunda. La misericordia ocurre cuando a quienes actuaron mal se les da un castigo menor al merecido o una recompensa mayor a la que se han ganado.
Dios templa su justicia con misericordia. Su gracia es esencialmente un tipo de misericordia. Dios es misericordioso hacia nosotros cuando no nos castiga como nos correspondería y cuando recompensa nuestra obediencia aun teniendo en cuenta que le debernos obediencia y que por lo tanto no mereceríamos ninguna recompensa. Dios siempre tiene la voluntad de ejercer su misericordia.
No está obligado a ser misericordioso. Se reserva el derecho a ejercer su gracia de acuerdo con su voluntad. Por eso le dice a Moisés: "Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca" (Romanos 9:15).
Las personas suelen quejarse de que Dios no es justo porque no distribuye su gracia o su misericordia a todos por igual. Nos quejamos de que si Dios perdona a alguien está entonces obligado a perdonar a todos.
Sin embargo, vemos claramente en la Escritura que Dios no trata a todos del mismo modo. Dios se reveló a Abraham de un modo como no lo hizo con los otros paganos en el mundo antiguo.
En su gracia se le apareció a Pablo en el camino como no se le apareció a Judas Iscariote. Pablo recibió la gracia de Dios; Judas Iscariote recibió su justicia. La misericordia y la gracia no son formas de justicia, pero no son actos de injusticia. Si el castigo de Judas hubiese sido más severo que el que merecía, entonces habría tenido motivos para quejarse. Pablo recibió la gracia, pero esto no significa que Judas tenga también derecho a recibir la gracia. Si la gracia debe ser exigida a Dios, si Dios está obligado a manifestar su gracia, entonces no estamos hablando de la gracia sino de la justicia.
Bíblicamente, la justicia se define en términos de rectitud. Cuando Dios es justo, está actuando con rectitud. Abraham le preguntó a Dios una pregunta retórica que tiene una sola respuesta obvia: "El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?" (Génesis 18:25). De la misma manera, el apóstol Pablo hizo la misma pregunta retórica: "¿Qué pues diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera" (Romanos 9:14).
RESUMEN
1. La justicia consiste en dar lo que se merece.
2. La justicia bíblica está relacionada con la rectitud, con actuar con justicia.
3. La injusticia cae fuera de la categoría de justicia y es una violación a la justicia. La misericordia también cae fuera de la categoría de justicia pero no es una violación a la justicia.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN

Génesis 18:25, Éxodo 34:6-7, Nehemías 9:32-33, Salmo 145:17, Romanos 9:14-33.